Después de presentar y aprobar los exámenes, en marzo de 2003 ingresé como técnico judicial, mi oficio decía que iba adscrito al Juzgado Primero Civil de Nezahualcóyotl, pero en las letras chiquitas se leía: comisionado al Segundo Familiar de Nezahualcóyotl. He estado en Ecatepec, Chalco, Amecameca, La Paz, Cuautitlán, Teotihuacán. Como técnico judicial, notificador, ejecutor, secretario de cuantía menor, primera instancia, juez de cuantía menor. He recorrido las diversas materias, pero la vida siempre me jala y regresa al juzgado familiar.
Para mí representa un compromiso y un honor trabajar en el tribunal. He vivido momentos difíciles, pero cuando veo lo que tengo en conocimientos y oportunidades, todo me lo ha brindado el tribunal. Para mí estar en el tribunal no es cuestión de prestigio ni de reconocimiento, es el privilegio de poder servir.
Mis hijos son las personas que más amo, ha habido gente que me dice: qué mundo les vas a dejar a tus hios, a mí lo que me preocupa es, qué hijos le voy a dejar a este mundo, cuando pienso en eso, me levanto, salgo a trabajar, busco ser buen padre y lo disfruto, es mi motivación más grande. Lo único que puedo dejarles es el ejemplo de hacer bien las cosas, sembrar esa semilla, si lo hago en ellos, creo que lo puedo hacer en otras personas, la intención es la misma, tratar de ayudar a que se solucionen los problemas y que la gente tenga una mejor calidad de vida, en especial los niños.
El papel de este juzgado es dar a la sociedad las herramientas para alcanzar la armonía, que vivan y estén bien, no es un juzgado que tenga una intención sancionadora, sino más bien reconciliadora, es regresar a la importancia de vivir y valorar a la familia. Vamos a la vanguardia, somos ejemplo y afortunados de pertenecer al proyecto. Somos cuatro y un solo corazón que late en este juzgado.
Ingresé al Poder Judicial en 2004, al juzgado quinto familiar de Toluca adscrito únicamente al DIF, donde permanecí siete años como técnico. Aprobé el curso de secretario, fui asignada al sexto y después al tercero familiar. Me desempeñé en la Sala familiar de Toluca como proyectista, posteriormente me nombraron jueza en El Oro, donde el 70% de los asuntos que se atienden son familiares y estuve en el juzgado en línea en la materia.
Para mí representa un honor trabajar en esta institución, a la que le tengo mucho respeto, me gusta lo que hago. Todo mi desarrollo ha sido en la justicia familiar y no la cambiaría.
Trabajar en el juzgado, en ese entonces del DIF, me dejó sabores muy amargos, pensando cómo creía que deberían ser las cosas. Alguna vez alguien me dijo que el interés social del derecho familiar, era de interés público. Creo que esta materia es importantísima, porque una buena infancia, unas buenas bases, evitan llegar a un juicio y a innumerables problemas, daños psicológicos, y rupturas.
Cuando estaba en el Juzgado Familiar en línea, donde ya realizábamos 22 audiencias diarias, me empezaron a llamar a reuniones, en la segunda convocatoria yo dije “se me hace que me quieren para el Juzgado en Violencia Familiar”, por ahí de la tercera, el consejero Aarón Romero me dijo: ¿oiga no se quiere quedar en el proyecto? híjole, cómo le digo que no, a mi me encanta la materia familiar, a casi ningún juez le gustan las violencias familiares, pero me interesaba aportar mi grano de arena y mi experiencia, tenía ganas de un cambio.
En algún momento me decían, cuál considera que sea el éxito de este juzgado, el éxito radica en el equipo de trabajo, eso es lo más importante. Es súper importante, tengo la fortuna de estar con ellos, no solo son mis compañeros, a los tres los considero mis amigos, son personas a las que respeto muchísimo, admiro su trabajo y siempre he tenido su apoyo sin importar la hora, a veces son las 12 de la noche y ese respaldo que encuentro en ellos para mí es fundamental.
Al igual que la jueza Isabel Morales, ingresé en 2004 al Poder Judicial, nos vamos pisando los talones y es padre que ahora estemos en el mismo Juzgado, pues es increíble cuando trabajas con un equipo así de unido, incluyendo a los señores jueces.
En esta institución realicé mi Servicio Social, fui técnica, notificadora, secretaria y ya después juez, trabajé en lo penal, civil, mercantil y familiar. Me gusta todo lo que he hecho en estos 17 años, pero nada se compara con la materia familiar, pues literalmente cambió mi vida, mi perspectiva.
Trabajar en el PJEdomex es un honor, orgullosa de la toga, me siento honrada de pertenecer a esta institución. Que tengamos una carrera judicial y nos preparemos constantemente, garantiza que todos los que laboramos para el PJEdomex, contemos con la capacidad para brindar el servicio que la sociedad se merece.
Cada demanda que atendemos en este Juzgado en línea es igual de trascedente, pues la violencia en ningún aspecto es justificable. Es variable el número de asuntos que se presentan, una de las ventajas es que las personas pueden promover las 24 horas del día, a veces lo hacen a las 2 o 3 de la madrugada. Ya saben que resolvemos en menos de cuatro horas.
Somos cuatro turnos pero un solo un equipo, siempre con el apoyo de todos, a la hora que sea nos despertamos, aunque no estemos en turno, no ha habido una sola ocasión en la que alguno diga no, siempre estamos al pie de cañón, es algo que se agradece en un equipo de trabajo, nos consultamos entre nosotros sin problema, nadie dice “no es mi turno, no me molesten”.
Creemos en el proyecto, estamos enamorados de él, trabajando todos y cada uno de los integrantes de este juzgado en línea.
Tengo 30 años de servicio, ingresé al Poder Judicial en diciembre de 1991 como meritorio, y me enorgullece, en mi ilusión de poder ser, yo diría el justiciable, de pequeño soñaba con hacer el bien y defender al desprotegido.
Aprobé el examen de selección para notificador y fui adscrito al juzgado cuarto Civil de Nezahualcóyotl. Después de ejecutor y llegué al sexto Civil de Toluca, de ahí secretario, hasta que tuve la oportunidad y aprobé el examen de juez.
Estoy orgulloso de pertenecer a esta institución que he visto evolucionar en muchos aspectos, entre ellos, el tecnológico. Recuerdo que escribíamos en máquinas Olivetti, hacíamos las listas de notificaciones y los emplazamientos, era un trabajo manual, traíamos las listas corriendo para pasarlas al Boletín, a fin de que se publicaran los acuerdos.
Me he desempeñado también en las materias Civil y de Extinción de Dominio, por azares del destino llegué a la justicia familiar. Como seres humanos, cada quien carga una situación de emociones, traumas y culpas, al final llegan a nosotros con algún conflicto. Me llena, como juez, poder hacer la labor de entendimiento en los problemas de esta naturaleza.
El mayor reto de este juzgado es atender el fenómeno social de violencia. Dictar una sentencia donde se restablezca el orden, la paz y someter en su caso, a cuestiones terapéuticas o de asistencia, a la víctima y al generador de violencia, para reconstruir la relación y conformar esa familia.
Nuestra participación en este Juzgado es de entrega para atender y dar resultados. Soy el último que se ha sumado al proyecto, pero comparto el ánimo de llevarlo a un buen puerto. Agradezco a mis compañeros por la oportunidad de unirme y el compromiso que asumimos para dar lo mejor de nosotros.