El Juicio de Salomón

El Juicio de Salomón

Isis Cristina Gallegos Velázquez

A través de los albores de la humanidad, el arte ha representado los anhelos más sublimes del hombre, conceptos abstractos como la paz, el amor, la bondad, y sobre todo la justicia, ideales tan poderosos como de naturaleza divina, han quedado plasmados en obras inmortales.

Encontramos la representación de la justicia en la famosa obra de arte “El Juicio de Salomón” modelada en la XII bovedilla de las Logias Vaticanas, cuya decoración pictórica diseñó el artista renacentista Rafael y que fue ejecutada por sus ayudantes, considerando los críticos que fue Perin del Vaga el pintor de esta donde plasmó el juicio de Salomón, quien fuera uno de los reyes más sabios que han gobernado esta tierra, el Rey Salomón, hijo de David, quien ejerció su sabiduría con justicia.

Esta representación del Juicio de Salomón o Salomónico, justicia, decisión o sabiduría de Salomón o Salomónica, son denominaciones convencionales de un tema muy tratado en el arte, que se fundamenta en lo narrado en el Libro I de los Reyes (3: 16-28),1 . En él se escribe el recurso que utilizó Salomón, Rey de Israel, para averiguar la verdad en un caso judicial que se le presentaba: la disputa entre dos mujeres, el hijo de una de las cuales había muerto; ambas decían ser la madre del niño vivo.

Libro I de los Reyes (3: 16-28…«Ésta afirma: “Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto”; la otra dice: “No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive.”» Y añadió el rey:

—Traedme una espada.

Y trajeron al rey una espada. En seguida el Rey dijo:

—Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.

Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al Rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo:

— ¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis.

—Ni a mí ni a ti; ¡partidlo! —dijo la otra.

Entonces el Rey respondió:

—Entregad a aquella el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.

Y todo Israel oyó aquel juicio, que había dado el Rey y le temieron, porque vieron que había en él sabiduría para juzgar.

Además de exaltar la justicia y la sabiduría de quien ejerce el poder legítimo que proviene de Dios, resalta el valor de la abnegación del amor maternal (que prefiere renunciar al propio derecho por el interés superior del hijo) en contraste con la maldad de la envidia (que prefiere el mal ajeno aun sin provecho propio).

Esta representación bíblica cobra vida en la actualidad, con infinidad de casos cotidianos de personas que buscan el acceso a la justicia, llevando ante los Jueces problemas que surgen entre las personas que conviven en una sociedad hambrienta de justicia, por parte de los Jueces quienes con su investidura se convierten en héroes de una sociedad habida de paz y justicia; una sociedad trasgredida por el delito, que lacera, que lastima y tanto ha mermado los valores sociales, un mal que se ha ido extendiendo y carcomiendo la idea y esperanza de alcanzar un bien común.

Justicia, misma que se busca día con día en el ejercicio de las actividades jurisdiccionales que desempeñan Jueces y Magistrados, aquella que se impetra por quienes han sido víctimas de algún delito y que grita en las afueras de juzgados, plazas públicas y en todo el entorno que nos rodea, en expresiones, a veces sin palabras.

Qué labor tan noble la de aquellos que aman la justicia, que la buscan, pero sobre todo de quienes se empeñan en garantizarla. 

Por ello es de reconocerse el gran compromiso y responsabilidad social que tienen los Jueces y Juezas de nuestro Estado, garantes de la Administración de Justicia justa y expedita, pero sobre todo justa.

“La justicia y la sabiduría, dualidad eterna, sin sabiduría no puede haber justicia, y no se puede ejercer justicia sin sabiduría”.

*Técnica Judicial adscrita al Juzgado de Control y
Tribunal de Enjuiciamiento de Valle de Bravo

Yo por la Justicia

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *