En reconocimiento a su trayectoria, Armida Ramírez Dueñas, Magistrada en retiro del Poder Judicial del Estado de México, recibió el pasado 24 de noviembre la Presea al Mérito Judicial “Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá 2023”, que otorga la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos Conatrib.
Secretario de Sala, Proyectista, Jueza, Magistrada por curso y concurso de oposición, y actualmente docente de la Escuela Judicial del Estado de México, Ramírez Dueñas platica con “Yo por la Justicia” de su vida y trayectoria de 40 años, al servicio de la impartición de justicia.
«Siempre quise ser abogada, desde que era niña como de seis, siete años, ya sabía que iba a ser abogada; viví con mis abuelos maternos y mi abuelo que era comerciante, en ocasiones, por alguna situación decía ´si yo tuviera un hijo abogado no ocurriría´; sin proponérselo, me empezó a desarrollar la vocación, comencé a preguntar qué hace un abogado y me encantó, toda la primaria yo dije que iba a ser abogada, me compraban mis portafolios, yo no permitía una mochila, yo pedía un portafolio como de abogada.»
Originaria de Tenancingo, cursó su primaria y secundaria en esa localidad; la preparatoria tuvo que realizarla en la Ciudad de México, donde se formó profesionalmente en la Escuela Libre de Derecho y después de aprobar el examen de admisión, ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de México, por lo que durante tres años estudió Derecho en ambas instituciones, finalmente se decidió por la Libre. Su director de tesis fue Jorge Barrera Graf, hermano de Gustavo Barrera Graf, y el presidente de sínodo de su examen profesional fue Don José Gómez Gordoa.
De la Libre de Derecho recuerda que su frase “El orden y la disciplina de esta escuela quedan confiados al honor de los alumnos” fue determinante en su formación y lo ha sido en su vida. Este 2023 cumplió 50 años de haber iniciado la profesión de abogada.
En la escuela, los maestros exigían que estudiáramos en las fuentes directas del derecho. Nosotros íbamos desarrollando el material para el examen; me gustaba mucho, lo sufría pero al final era muy satisfactorio cuando aprobaba los exámenes orales con tres sinodales. Lo que me dejó la Libre, además de los conocimientos fue un control personal, en mi ejercicio profesional. Adquirí las bases y herramientas que me ayudaron a desempeñar mejor la función jurisdiccional.
En septiembre de 1979, el magistrado René Sánchez Vertiz le dio la oportunidad de acudir a la Segunda Sala en materia Civil a estudiar expedientes. En diciembre del mismo año, los magistrados: Sánchez Vertiz, Florencio Osorno García e Ignacio Barón González, la propusieron al Presidente del Tribunal Magistrado Alberto García Pliego, para ocupar el cargo de Secretaria Auxiliar de Acuerdos, y así inició su trayectoria en el máximo tribunal superior de justicia.
Al mismo tiempo apoyaba con los proyectos de sentencia que los magistrados me pedían, en esa época no existía la categoría de proyectista ni los magistrados estaban acostumbrados a que les proyectaran, ellos dictaban directamente las sentencias. Cuando inicié, las máquinas eran Remington y el papel bond con hojas de cebolla lo utilizábamos solo cuando la sentencia o el acuerdo ya estaba completamente bien, lo que usábamos siempre era papel revolución.
Cerca de 14 años se desempeñó como proyectista, en la Primera y Segunda Salas Civiles tiempo que fue determinante para su formación, pues aprendió de la labor jurisdiccional. Trabajó también con magistrados como Alejandro Caballero Carrillo y Luis Miranda Cardoso, ex presidentes del Tribunal.
En 1994, Armida Ramírez Dueñas presentó el examen para jueza, que aprobó con excelente promedio y fue nombrada Jueza en el Séptimo Civil de Toluca, en ese momento de reciente creación.
Recuerda que los exámenes para quienes aspiraban al cargo de juez o jueza eran aplicados con rigor en el entonces Instituto de Capacitación y Actualización Judicial. Comprendían todas las materias civil mercantil, penal y familiar, pues como parte de la evaluación, los aspirantes debían realizar un examen teórico escrito a mano; redactar una sentencia civil y otra penal.
Además, todo era en máquina de escribir, el coordinador Académico Doctor López Suárez no permitía que levantaran la vista y si alguien necesitaba ir al sanitario, tenía que ser con un acompañante.
Durante diez años se desempeñó como jueza; en el Séptimo Civil de Toluca, Séptimo Civil de Tlalnepantla con residencia en Naucalpan, de Tlalnepantla y Tercero Civil de Tlalnepantla.
De magistrada, me esperé para realizar el examen y el concurso; son circunstancias que se dan en la vida; Dios sabe lo que cada quien necesita. Llegué en mi mejor momento para esta función, al igual que para jueza, me siento con la tranquilidad y satisfacción de que fue con una sólida formación, madurez profesional y personal que me permitieron cumplir al cien por ciento esa gran responsabilidad. Nunca me sentí rebasada de trabajo porque tenía la formación, la experiencia y para cada caso me preparaba. Para juez tomé cursos de alta dirección y de comunicación que es fundamental; al mismo tiempo estudié la Especialidad en Administración de Justicia y la Maestría en Administración de justicia, en la EJEM. Por mi cuenta cursé posgrados en diversas materias con la finalidad de desempeñar mejor mi trabajo.
Armida Ramírez se desempeñó en la Sala Civil, la Familiar de Texcoco; en Tlalnepantla, en la primera y la Segunda Civil, la unitaria Civil, y la Sala Constitucional.
De magistrada recuerdo, sobre todo, que me nutrí con la experiencia y el conocimiento de los compañeros magistrados, el trabajar en equipo con profesionales de la misma jerarquía y gran experiencia enriquece; además, la sala unitaria me dejó una gran experiencia sobre la especialización en el procedimiento y en Ejecución de Sentencias. El integrar la Sala Constitucional fue una aspiración hecha realidad.
Como proyectista, jueza y magistrada, todo lo logré en gran medida gracias a las personas que me apoyaron, que creyeron en mí, como el Magistrado René Sánchez Vertiz y los integrantes de los órganos jurisdiccionales en los que me desempeñé, siempre tuve personal de excelencia, leal, solidario y profesional, a quienes tengo una gran gratitud.
La Magistrada incursionó en la docencia en 1995 en el Instituto de Capacitación y Actualización Judicial, donde impartió clases en carrera judicial y en 2002 cuando se creó la Escuela Judicial EJEM, también en educación profesional, abarcando todas las categorías desde técnico judicial hasta magistrado; asimismo ha sido catedrática en la Maestría y el Doctorado en Derecho Judicial; en las especialidades de Derecho Judicial, Derecho Familiar, en Mediación y en la Especialidad en Administración de Tribunales. Ahora forma parte del claustro de docentes.
La Presea de Conatrib fue algo inesperado, un gran honor, nunca me lo imaginé. Cuando el Presidente Ricardo Sodi Cuellar me dio la noticia, toda la semana estuve emocionada y nerviosa, agradeciendo esa generosidad. Es algo que da mucha felicidad, pero también es mucho compromiso y responsabilidad de contribuir más, ayudar más, fortalecer a las nuevas generaciones y al Poder Judicial .
En 2015, la EJEM le entregó un Reconocimiento como Profesora de Excelencia; en mayo de 2023, recibió el galardón a la Trayectoria Docente y en abril del mismo año, la Presea “Francisco Nava” al Mérito en Derecho de Familia.
Para mí no hay profesión más noble que la del abogado y función más completa que la jurisdiccional. Las circunstancias fueron propicias para mí. Le agradezco a Dios y a las personas que siempre me apoyaron para desarrollarme como lo hice.