Ingresé al Poder Judicial del Estado de México en 2018, como elemento de seguridad interna, y gracias al proceso de homologación, ahora formo parte del Cuerpo de Prefectos, adscrito a la Subdirección de Seguridad de la Coordinación General de Vigilancia, Eventos y Logística.
Pertenecer a esta institución, me llena de satisfacción, y la preparación que nos han brindado nos permite tener bien presentes y cimentados los valores de responsabilidad, lealtad y compromiso. El Poder Judicial es mi proyecto de vida, esto que hago me apasiona porque lo realizo con gusto y profesionalismo.
Trabajar aquí me obliga a seguir preparándome, pues el papel que desempeñamos es muy importante, somos el primer contacto y la imagen para toda aquella persona que llega al poder judicial.
Recuerdo que en uno de los cursos que nos dio el maestro Mario Montaño, nos decía “por qué no ser también prefectos mediadores” y ese es un punto que a mí me interesó, porque yo lo vivo cada día en los juzgados.
En el Edificio de Juzgados Civiles y Familiares de Toluca, me pasa seguido, llegan muchas personas con diferentes situaciones, problemas familiares, civiles y mercantiles, que requieren información y asesoría. Ser atendidas con la calidad que se merecen y donde en efecto, yo sí consideraría que nos especialicemos en ser prefectos mediadores.
La pandemia fue algo nuevo para todos, no estábamos preparados para esta situación. En lo personal empecé a planear desde antes, conforme veía que iba pasando, pensé esto se va a poner más crítico, me guíe por el aforo que tenemos en los juzgados, ahorita recibimos diariamente de 2500 a 2700 personas, es demasiada gente que requiere el servicio.
Lo platiqué con el administrador del edificio de juzgados. Probamos a dividir los usuarios por materia, pero falló. En la opción “B” formamos filas por juzgado, ya que cada uno tiene sus características y resultó. El coordinador de Vigilancia, Eventos y Logística nos dio luz verde, en coordinación con el Consejo de la Judicatura.
Mi esposa está muy orgullosa de mí, le platico lo que vivo día a día, y cómo le doy solución, con calidad humana, ella es una gran persona, me apoya mucho y dice que me siga preparando. Ya estoy estudiando la Licenciatura en Seguridad Pública. Mis hijos -una niña de 11 y un niño de 8 años- han sido reconocidos en la escuela a la que asisten, tienen un buen ejemplo en nosotros, y he recibido felicitaciones de parte de los maestros, lo que me llena de orgullo.
Soy licenciada en Criminología, formo parte de la segunda generación y desarrollo mi labor, como prefecta, en el Palacio de Justicia de la capital mexiquense.
De la convocatoria para prefectos me enteré por un amigo de la primera generación, por lo que envié mi curriculum -un día antes de que se cerrara la convocatoria- y afortunadamente fui seleccionada.
Durante mi preparación profesional aprendí que el fin último de la criminología es la prevención y mi amigo me comentaba que un poco de lo que realizan los prefectos es la vigilancia, cuidado y resguardo de los inmuebles, los servidores judiciales y las personas.
Para mí, el Poder Judicial del Estado de México es una institución muy importante, pertenecer a ella y contribuir a su buen funcionamiento, es algo muy grato y satisfactorio.
Ser mujer y ser prefecta no ha sido difícil; sin embargo, en lo personal considero que todavía existen muchos estigmas que hacen creer que la mujer tiene una capacidad inferior a los hombres.
Aquí se nos asignan las mismas funciones que los hombres y siento que nos complementamos con los compañeros para hacer un equipo más fuerte. Hombres y mujeres tenemos las mismas oportunidades, rangos, promociones y podemos acceder a los mismos cargos.
En el desarrollo de mi trabajo cotidiano me motiva el poder servir, ayudar para que en los edificios judiciales se realicen bien las funciones y en orden. Con la seguridad de que las y los prefectos estamos presentes y de que, en cualquier tipo de riesgo, anomalía o fenómeno que pueda suceder, vamos a estar para ayudar.
Es gratificante cumplir con mi trabajo, en una institución de este tipo, tan importante, organizada, exigente con su personal, y a la vez tan bondadosa.
Mis padres están sumamente contentos y orgullosos con mi ingreso al Poder Judicial del Estado de México, pues saben que es una etapa nueva para mí, de crecimiento personal y profesional, y me apoyan.
Ahora, mi proyecto de vida es seguir preparándome, estoy estudiando un diplomado en Derechos Humanos, quiero cursar las licenciaturas en inglés y en derecho. Aportar más a la institución, realizar programas de prevención de riesgos en las áreas.Estoy en diferentes puntos, viendo los pro y los contra, para darle al Poder Judicial un poco de lo que me está dando a mí.
Estoy muy agradecida por la oportunidad que nos brinda, por haber creado este grupo de prefectos, novedoso y a la vanguardia, por la confianza que depositan en nosotros para poder servir, estar al resguardo de las personas y de los edificios, en esta importante tarea de impartición de justicia.
Soy egresado de la segunda generación de prefectos. Afortunadamente me he desarrollado en ámbitos de servicio a la población, me dedicaba a la docencia y tengo la carrera en Salud Pública, aunque siempre me gustó el área de seguridad, ya que desde chico uno sueña con ser policía o bombero.
Vi la convocatoria, las características y me sentí apto para presentar todos los exámenes y ser parte del Poder Judicial del Estado de México e investigué la definición de prefecto que es ser un líder, alguien con autoridad que es capaz de ayudar a las personas, me sentí identificado y fue un motivo más para querer entrar.
Durante la capacitación que duró seis semanas en la Universidad Mexiquense de Seguridad, en ningún momento pensé: “ya no me gusta”. Muchos de los catedráticos nos hacían la pregunta: realmente se ven aquí o nada más porque vieron la convocatoria, en mi caso sí me veo aquí, sí me veo creciendo, desarrollando una carrera. Yo no vi solamente la oportunidad de tener un trabajo, sino de crecer como persona, de desarrollar una carrera y comenzar una nueva profesión.
Me gusta estar al frente, imponer una figura de seguridad, de lealtad, de saber que pueden confiar en mí. Me siento comprometido, y considero que mis compañeros también, en cambiar la imagen del policía, del vigilante y saber que sí podemos seguir siendo esa fuente de confianza, de apoyo y representar a la institución.
Actualmente estoy en el Edificio de Juzgados Penales de Ecatepec, donde existen 14 salas, con una afluencia en pandemia de entre 400 a 500 personas al día, y cuando se cambie el semáforo, seguramente se incrementará.
Entre mis funciones están el cuidado intramuros, salvaguardar la integridad de las personas, tanto de quienes trabajan ahí como de los usuarios, estar al pendiente de las audiencias, checar que nadie entre con artefactos electrónicos, como celulares, tabletas. Que se respete el Protocolo Sanitario y cuidar de los testigos protegidos.
Es importante que la población nos conozca porque ya estamos en todas las áreas, que vean que sí estamos preparados, que tenemos los conocimientos, las bases para desarrollar este trabajo con calidad humana y la capacidad y deseos de continuar preparándonos.