Coordinadores y operadores del Programa de Justicia Terapéutica de los estados de Baja California Sur, Chiapas, Guanajuato, Hidalgo y Tabasco, entre ellos, juezas, jueces, fiscales, defensores, personal de salud y de reinserción social, visitaron el pasado 19 de octubre el Poder Judicial del Estado de México para conocer, compartir conocimientos y experiencias en torno al tema.

En el Aula Magna “Mgdo. Lic. Gustavo A. Barrera Graf” de la Escuela Judicial, Ricardo Sodi Cuellar, Presidente del Tribunal Superior de Justicia estatal, expresó que se trata de un programa que ha dado resultados positivos en la entidad mexiquense posicionándola a la vanguardia, para contrarrestar este fenómeno delictivo y darle un tratamiento de salud pública.

“Vale la pena dedicarle un tiempo, reflexionar y perseverar en esta tendencia de hacer de los Tribunales de Tratamiento de Adicciones TTA la norma general para el tratamiento, sobre todo en ciertos fenómenos delictivos que son ocasionados por temas patológicos, pobreza o circunstancias ajenas a la personalidad de quienes incumplen con la norma”, indicó Sodi Cuellar.

Las delegaciones conocieron la operación del TTA, a cargo del Juez especializado, Edgar Garay Vilchis, quien indicó que, a solicitud de la Secretaría de Gobernación y la Comisión Interamericana para el control del abuso de drogas de la Organización de Estados Americanos CICAD-OEA, el PJEdomex ha recibido a integrantes de este programa de otros estados que ya lo implementaron o están en proceso.

Garay Vilchis guió a los visitantes en una reunión previa del equipo multidisciplinario integrado por la Fiscalía General de Justicia, el Instituto de la Defensoría Pública, el Instituto Mexiquense Contra las Adicciones, la Dirección de Prevención y Reinserción Social, la Comisión Nacional contra las Adicciones y el Centro de Prevención del delito del estado, quienes rindieron reporte sobre el seguimiento a tres participantes.

Más tarde, asistieron a la audiencia de suspensión condicional del proceso de Ricardo y Jonathan, jóvenes de 20 y 27 años de edad, quienes, tras año y medio de proceso, en revisiones periódicas, pruebas antidoping, terapia y cursos, superaron su adicción y se graduaron del programa.