Jacobo de Villaurrutia López y Osorio, Primer Presidente del Supremo Tribunal de Justicia 1825-1827

Jacobo de Villaurrutia López y Osorio, Primer Presidente del  Supremo Tribunal de Justicia 1825-1827

Debió al creador un talento perspicaz que supo cultivar con estudio muy selecto, y una comprensión fácil y rara que naturalmente le hacía metódico, conciso y luminoso en sus ideas, breve y penetrante en sus discursos. A estas disposiciones intelectuales, unid las mejores dotes naturales porque era desinteresado, afable y complaciente, sensible, franco y obsequioso: así se arrebató la confianza y estimación de cuantos le trataron. 1

*José Luis Lechuga Soto
**Ana María González L.

Jacobo de Villaurrutia López y Osorio nació el 23 de mayo de 1757 en Santo Domingo y murió el 23 de agosto de 1833, víctima del cólera morbo, en la ciudad de México. Fue jurista, traductor, político, ensayista y articulista, desarrolló su profesión y vocación literaria principalmente en México, España y Guatemala. Fue oidor de la Gran Audiencia de Guatemala (1794-1804), en ese mismo lugar dirigió La Gaceta y fundó la Sociedad Económica. También fue oidor en España, concretamente en la Audiencia de Barcelona (1814-1804), en 1805 fundó con Carlos María de Bustamante el Diario de México2, primer periódico cotidiano de la América. Posteriormente ejerció diferentes cargos en la Ciudad de México como Regente de la Audiencia, Presidente del Supremo Tribunal del Estado de México y Presidente de la Suprema Corte de Justicia.3  

Villaurrutia es sin duda uno de los más claros ingenios mexicanos herederos de la Ilustración, amante del laconismo y la sencillez lingüística, propuso una reforma ortográfica de la lengua castellana. Sus artículos critico-humorísticos en el Diario de México rebosan una vitalidad intelectual poco frecuente en nuestro medio cultural.4 He aquí algunos trazos de su autorretrato en el Diario de México: “…he sido, soy, y seré proyectista mientras Dios me tenga en este mundo…Es el caso de que yo no he fijado mi pie por mucho tiempo en ninguna parte…y así he corrido de la seca a la meca; he visto bastante de tres partes del mundo; entiendo el idioma toscano, el francés, el portugués, el latín, algo de inglés, y con el auxilio de estos idiomas he pasado revista a lo demás del Orbe…En el Rollin tomé una idea general de las naciones que vinieron a desaparecer sumergidas o confundidas, y en otros autores que no quiero citar porque no me gradué de pedante, me he impuesto a la perfección en las costumbres, la política, la filosofía, la moral, la jurisprudencia, la economía, la bélica…soy capaz de dictar leyes fundamentales para una república absolutamente democrática, federativa o representativa, una aristocracia o un gobierno mixto…”5 

Méritos de Villaurrutia como Presidente del Supremo Tribunal de Justicia

En el Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de México, se resguarda el Libro de Actas del Supremo Tribunal de Justicia del Estado Libre de México comenzadas el 6 de abril del año 1825 y el Borrador de Oficios del Supremo Tribunal de Justicia del Estado Libre de México de 1825, que dan testimonio de la instalación del Supremo Tribunal, así como sus primeros asuntos que se remitieron a este cuerpo judicial. 

El 9 de septiembre de 1824 el Congreso Constituyente nombró Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de México a Jacobo Villaurrutia. No obstante, éste quedó instalado hasta el 28 de marzo de 1825, los magistrados que lo conformaron tomaron protesta e iniciaron sus sesiones hasta el 6 de abril del mismo año.

Decreto sobre la instalación del Supremo Tribunal: 

El Ciudadano Melchor Múzquiz, Coronel de Ejército, Teniente Coronel Mayor del Regimiento de Nacionales de esta ciudad, y Teniente Gobernador del Estado libre de México.

El Gobernador del Estado nombrado por el Congreso Constituyente, a todos los que las presentes vieren y entendieren, SABED: Que el mismo Soberano Congreso ha decretado lo siguiente.

“Núm. 20. El Congreso Constituyente del Estado libre de México a virtud de la facultad tercera del art. 9 de la Ley orgánica provisional, ha nombrado para Ministros del Supremo Tribunal de Justicia a los Sres. D. Jacobo Villaurrutia, D. Manuel del Campo Rivas, D. Juan José Flores Alatorre, D. José Domingo Rus, D. Francisco Nava, D. Ignacio Alva y, para Fiscal D. Tomas Salgado.”

Lo tendrá entendido el Gobernador del Estado, y dispondrá su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en México a 9 de Septiembre de 1824. José Domingo Laso de la Vega, Presidente. Joaquín Villa, Diputado Secretario. Baltazar Pérez, Diputado Secretario.

Y para que llegue noticia de todos, mando se publique por Bando en esta Capital, y en las demás Ciudades, Villas y Lugares del distrito de mi cargo, fijándose en los parajes acostumbrados, y circulándose a quienes toque cuidar de su observancia. Dado en México a 11 de Septiembre de 1824.

(Rúbricas) Melchor Múzquiz y Manuel de Aguirre, Oficial primero.

El 26 de marzo de 1825 se discutió el protocolo que se debía llevar a cabo durante la ceremonia en la cual los ministros que integrarían el Supremo Tribunal, recibirían juramento: […] “Que los magistrados del supremo tribunal de justicia tomen asiento después de los individuos del congreso, y que salgan los dos secretarios y otros dos diputados a recibirlos y dejarlos”… “Los individuos del congreso al entrar los del supremo tribunal de justicia, se mantendrán sentados, y sólo se pondrán en pie al tiempo del juramento.”6 

Después de llevar a cabo el ceremonial acostumbrado, Villaurrutia, pronunció el siguiente discurso: 

Unión y separación parecen cosas incompatibles; pero así como las fuerzas centrifugas forman el equilibrio de una máquina bien montada por las reglas de la estática, así también por los principios elementales de la legislación puede conseguirse un buen sistema de gobierno, en que distribuidos los tres atributos cardinales de la soberanía que el pueblo no puede ejercer por sí mismo, se auxilien mutuamente cooperando todos a un propio fin sin que los roses de su contacto entorpezcan los movimientos de la máquina política. Tal es la ley orgánica provisional sancionada por este sabio congreso constituyente que ha puesto en ella la norma de una perfecta constitución, distribuyendo el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial de modo que obrando los depositarios de cada uno de ellos con independencia en sus atribuciones, concurren a la unidad de la acción a que se dirige el sistema, que es la felicidad del estado y de la república mexicana. El cuerpo constituyente elegido por el pueblo nombró desde luego, como lo más urgente, un gobernador político del estado, y eligió oportunamente los magistrados para desempeñar el judicial en el supremo tribunal de justicia. Instalado este manifestaron sus individuos sus deseos de expresar su gratitud personalmente al mismo congreso que con su sabia y modesta política otorgó esta segunda gracia. Para este acto sentimental, y del más cordial reconocimiento en que puede decirse se han osculado la justicia y el fundamento de la paz, sería de desear un órgano proporcionado que pudiese explicarlo dignamente; pero careciendo yo del don de la palabra, me ceñiré a compendiar nuestros cordiales sentimientos, diciendo: que la conducta y operaciones del supremo tribunal de justicia serán la más segura y elocuente demostración de la sincera gratitud de sus ministros y de sus ardientes votos de contribuir a la mejor armonía, paz y felicidad del estado.7 

Los periódicos contemporáneos no podían dejar de hablar de un acontecimiento tan extraordinario como fue la instalación del Supremo Tribunal. El 11 de abril de 1825 en el periódico El Sol, que contenía una sección única sobre política, se podían apreciar las palabras que el Presidente del Congreso Local contestó a Jacobo de Villaurrutia, tras ser nombrado Presidente del Tribunal.

“[…]Luego que en desempeño de sus altas atribuciones comenzó a ocuparse este honorable congreso de la felicidad del estado, reconoció como uno de sus más importantes deberes, el sistemar, o al menos, por de pronto, fijar las primeras bases de la administración de justicia, que es sin duda la mejor o acaso la única garantía firme y duradera de la seguridad del ciudadano y de la libertad pública.[…]  Este tribunal supremo de justicia debe su nacimiento a estas ideas, y pues que este honorable congreso lo estableció con tan loables designios y tan bellas esperanzas; pues que ha escogido para miembros suyos a los sujetos que ha creído más beneméritos, y más capaces de llenar debidamente sus miras, no puede menos de haber recibido con agrado las insinuaciones que acaba V.S. de hacer como su presidente, manifestando haberse ya verificado su deseada instalación. ¡Plegue al cielo que este sea un fausto acontecimiento para el estado, y que los pueblos en cuyo beneficio resulte, lo celebren y bendigan!”8 

El día 30 de abril de 1825 Villaurrutia y los magistrados se encontraban instalados y despachando en la Sala del local de la Calle de San Francisco.9  Ese día nombraron a los porteros del Tribunal. Durante el mes de mayo trabajaron en el nombramiento de secretarios, así como en las reformas al Reglamento del Supremo Tribunal. 

El Licenciado Felipe Sierra y el Licenciado Manuel Diez de Bonilla fueron electos para secretarios. Dando conocimiento al Gobernador del Estado de México, Melchor Múzquiz, quién mandó se les tomara protesta y liberó una orden para que se les concediera el sueldo que debían percibir. 

El cargo de Villaurrutia como presidente del Supremo Tribunal cesó el 31 de agosto de 1827, al cambiar el gobierno del Estado de México.

Cargos públicos que desempeñó Jacobo Villaurrutia de 1777 a 1833

1 ÁLVAREZ GILA, Oscar, Los vascos en las independencias americanas, 2010.pp. 37-38.

2 El Diario de México se publicó a partir del primero de octubre de 1805, bajo la siguiente composición temática: religión, disposiciones, providencias de policías y buen gobierno,  noticias de las causas celebres sucedidas en los tribunales superiores, educación, ciencias, artes, industria, agricultura y comercio, economía privada y domestica (subastas, almonedas, entradas y salidas de combustibles, venta y compra de objetos, pérdidas y hallazgos, acomodos y solicitudes de empleo, precios corrientes de comestibles de mayor consumo), diversiones públicas, costumbre y juegos prohibidos, necrología y artículos de varia lectura. 

3  AGUILAR PIÑAL , Francisco, Biografía de Autores Españoles del Siglo XVIII, Madrid, 1981, p. 476.

4 RUIZ CASTAÑEDA, Maria del Carmen y Sergio Márquez Acevedo, Seudónimos mexicanos: 45 autores al descubierto…México, 2002.

5 Diario de México, 1 de octubre de 1805.

6 El Sol, 30 de marzo de 1825.

7 El Sol, 14 abril de 1825.

8 El Sol, 11 de abril de 1825.

9 AHPJEM, Fondo Tesoro: Borrador de oficios del Supremo Tribunal de Justicia del Estado Libre de México, que comenzó el día 6 de abril de 1825 y concluyó el 18 de mayo del mismo año, Número 9, 1825, f. 7-7v.  
El borrador de oficios del Supremo Tribunal, refiere que como la instalación de éste fue en 28 de marzo no había más época o suceso remarcable que su traslación en 29 de abril a éste local de la casa del Señor Conde de San Mateo Valpanano, cita en la calle de San Francisco, habiendo comenzado sus sesiones provisionalmente en el Palacio del Estado en la Sala destinada al consejo del mismo Estado, con lo que doy de acuerdo del Tribunal, cuantas noticias se me pidan por V.E., en oficio de 5 del corriente, y a éste la debida contestación=Mayo 7 de 1825. 
La casa del Señor Conde de San Mateo Valparaiso perteneció también a los marqueses de Jaral de Berrio, era de las más famosas en la ciudad. Más tarde fue habitada por Félix Calleja y posteriormente por Agustín de Iturbide después de su entrada triunfal a la ciudad de México, siendo en uno de sus balcones donde aceptó la corona imperial; los años que le siguieron de 1821 a 1823, esta casa de Jaral de Berrio sirvió como palacio real. Actualmente éste Palacio es el Museo Banamex. 

*Director del Archivo Generales
**Jefa del Departamento de Archivo Histórico

Yo por la Justicia

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