Secuelas físicas o psicológicas que en casos extremos pueden culminar con la pérdida del sustento para las mujeres, agresiones sexuales, suicidio y feminicidio, son algunas de las consecuencias de vivir violencia en el ámbito laboral, por lo que la ponente María Simón Nacif, integrante de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo, hizo un llamado a visibilizar tratos que atentan contra la integridad de las mujeres.
Durante su participación en el Congreso Nacional de Educación Judicial, con la conferencia “Violencia laboral”, la especialista en equidad de género detalló que este tipo de comportamientos puede provenir de un superior jerárquico hacia sus subordinados, lo que se conoce como hostigamiento, en algunos casos sexual o bien mobbing, un fenómeno al que tanto hombres como mujeres son susceptibles, donde no necesariamente hay una relación de ejercicio del poder.
En la jornada, dedicada este año a la Justicia Laboral, la experta ejemplificó que el uso de diminutivos o apelativos hacia las mujeres, el hostigamiento, la descalificación del trabajo o desdeñar las acciones de las trabajadoras repercute directamente en su autoestima generando temor e inseguridad, lo cual puede causar diversos efectos emocionales, despidos o una disminución de la productividad laboral.
Simón Nacif aclaró que aunque existe un marco jurídico para combatir la violencia contra las mujeres, el problema se encuentra en su aplicación, ya que ante el temor de perder su trabajo porque son cabeza de familia, no denuncian los hechos o acceden a las peticiones de sus superiores jerárquicos.
Agregó que la situación de las mujeres se agrava, ya que es común que deban extender su horario laboral en el hogar, al ser ellas las únicas responsables de las tareas domésticas, el cuidado de los hijos y su educación, la preparación de los alimentos y permanecer al pendiente de las necesidades en casa.
Como muestra de caso, señaló la campaña que realizó en una empresa manufacturera en la que la fuerza de trabajo estaba conformada únicamente por mujeres. Narró que periódicamente las mujeres quedaban embarazadas de los capataces, pues estos las acosaban hasta que accedían a sostener encuentros sexuales, tras lo cual eran despedidas. Dicha situación fue erradicada a través de pláticas sobre educación sexual en las que participaron todos los trabajadores.
La experta que se ha desempeñado como directora general adjunta de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres de la Secretaría de Gobernación, consultora y facilitadora para empresas privadas, alertó que cualquier síntoma de violencia debe ser atendido a la brevedad, ya que omitirlo puede desencadenar consecuencias graves como la pérdida de una vida humana.
