#Justicia Terapéutica

TTA salvando vidas con segundas oportunidades

De enero de 2021 a julio de 2025 el Tribunal de Tratamiento de Adicciones (TTA) del PJEdomex ha salvado 183 vidas de las adicciones; detrás de esta cifra hay segundas oportunidades, nuevas rutas y caminos lejos del consumo de sustancias. Este programa está pensado para quienes cometieron un delito no grave bajo el efecto de drogas, legales o ilegales, o en un intento por conseguir recursos para adquirirlas.

A 11 años de su puesta en marcha, el TTA ha demostrado que otra justicia es posible: una que no castiga con cárcel, sino que apuesta por la rehabilitación, la salud mental y la reincorporación social. Aquí no hay castigo tradicional, sino una suspensión condicional del proceso penal que se otorga a quienes aceptan y cumplen con un tratamiento integral.

Este modelo funciona gracias al trabajo conjunto de equipos interdisciplinarios distribuidos por regiones. Cada grupo está formado por personal del Instituto de la Defensoría Pública, la Fiscalía Especializada, el Instituto Mexiquense contra las Adicciones y la Secretaría de Seguridad Pública. Estas instituciones no solo colaboran, también acompañan a las personas durante todo el proceso: desde su ingreso al programa hasta su egreso, brindándoles seguimiento puntual y humano.

Las acciones que se implementan como parte del Programa de Justicia Terapéutica abarcan terapia individual y grupal, orientación educativa, apoyo para el empleo y actividades de reintegración. Todo está diseñado para fortalecer a la persona desde distintos frentes, recuperar su proyecto de vida y alejarla de situaciones que puedan volver a ponerla en riesgo.

Además, este tipo de intervención considera la salud mental del participante como un eje fundamental. Por eso, el enfoque es más profundo: no se trata solo de que alguien deje de consumir una sustancia, sino de entender qué lo llevó a hacerlo, qué lo mantiene ahí y cómo salir de ese ciclo con herramientas reales.

El Tribunal de Tratamiento de Adicciones es, en esencia, una muestra clara de que la justicia puede ser empática, reparadora y transformadora. No solo mejora la vida de quienes participan en el programa, sino que también reduce la reincidencia, alivia la carga en los juzgados y fortalece el tejido social.

Salvar vidas no siempre implica una acción heroica inmediata; a veces, se trata de acompañar, orientar, brindar opciones y, sobre todo, creer que las personas pueden cambiar si se les brinda una oportunidad real.  

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