*Judith Alí Rojas Arizmendi/ Héctor Eliseo Sosa Perales
La infancia es una etapa de formación donde cada evento significativo determinará la vida adulta de la persona; el divorcio o la separación de los padres, sacude emocionalmente al niño, éste intenta desde sus recursos emocionales y de desarrollo, darle sentido a lo que ocurre a su alrededor, pero difícilmente pensamos qué pasa por su cabeza al ser testigo de lo que ocurre en su familia.
De acuerdo con nuestra experiencia como peritos en materia de psicología, en los juzgados familiares del Poder Judicial del Estado de México, nos hemos percatado que los menores que acuden a nuestras instalaciones para que se les realice la valoración psicológica en asuntos de guarda y custodia, régimen de convivencias, pensiones alimenticias, entre otros, asumen conductas significativas que indican su preocupación por enfrentar la separación de sus padres, por lo que es importante que peritos, jueces y personal de los centros de convivencia familiar detectemos los distintos roles que asumen las niñas, niños y adolescentes.
Por lo anterior, es fundamental tener información de la afectación psicológica de los menores y generar, como servidores públicos, empatía hacia ellos para tener una visión humana en la impartición de justicia. A continuación se describen algunos roles asumidos por niños de padres separados:
Niño hipermaduro: aparentan una madurez superior a la que les corresponde por su edad, intentan de alguna manera controlar sus emociones siendo “fuertes” para no afectar a sus padres; si tienen hermanos más pequeños, intentan cuidarlos y protegerlos como adultos, dejando de lado los juegos, la fantasía y actividades propias de su edad.
Niño cobrador: son obligados a pedir la pensión al padre no custodio, ya que la inmadurez emocional de los padres no les permite tener comunicación entre ellos. El niño es quien recibe el enojo, frustración, agresividad de los padres por temas económicos que debieran ser ajenos a él.
Niño investigador o espía: Cuando los padres no pueden controlar su curiosidad, es común que interroguen a los hijos acerca de las actividades que realizaron con su padre, si salieron, a dónde fueron, con quién fueron, qué hicieron, si ya tiene novio/a su papá o mamá, si alguien más salió con ellos, etc. Las respuestas de los niños provocan reacciones emocionales en el padre investigador. Algunos menores parecen sufrir amnesia ante las preguntas de los padres. Tal situación lleva a que el niño exprese tristeza, angustia, ansiedad, se vuelva más reservado y serio, evita quedarse a solas con el padre o madre curioso para no enfrentar el interrogatorio.
Niño dividido: después de la separación son muchos los padres que sienten la necesidad de negar la existencia del otro, no se le nombra y se convierte en tabú el tema para el niño. Esta negación al padre suele extenderse a los familiares.
Niño mensajero: cuando un progenitor no tiene la madurez emocional de comunicarse con el otro, le manda mensajes y descarga su rabia y agresividad, se utiliza a los hijos dejándolos en una posición perjudicial portadores de información.
Niño colchón: amortigua el conflicto entre sus padres. Los padres descargan delante del niño la rabia por las acusaciones mal intencionadas de la ex pareja. Soporta descalificaciones y desvalorizaciones de un progenitor contra otro. El hijo no los delata, a pesar de estar consciente de la realidad que vive, en silencio lo que oye y utiliza la excusa para justificar compartimientos y actitudes parentales, se convierten en testigos mudos de la situación. Intenta no participar para aumentar el problema entre sus padres, calla lo que oye y utiliza la excusa para justificar comportamientos, se convierten en testigos mudos de la situación. Intenta no participar para no aumentar el problema entre sus padres y callado recibe sus emociones negativas, siendo como depósito de sus frustraciones.
Niño confidente: hay progenitores que comentan a sus hijos su insatisfacción y malestar en la pareja, incluso infidelidades para lo cual el niño no está preparado, lo que los hace sentir culpables y traidores ante el otro progenitor al que le ocultan información. Sufren en silencio el peso de la información dañando su estabilidad emocional.
Niño víctima del sacrificio de su madre/padre: No hay nada más terrible para un menor que le digan “lo he sacrificado todo por ti” dado que el niño crece pensando que es una carga y piensa que sus padres lamentan su existencia.
Niño ante el conflicto de lealtades: quiere a su padre y a su madre, depende emocionalmente de ellos, pero hay situaciones en las que es imposible agradar a dos personas amadas con intereses contrapuestos. Surge entonces el conflicto de ser leal a dos personas sin querer defraudar a uno.
Los menores requieren de toda la atención y cuidados por parte de los adultos que los rodeamos, es importante observar la afectación emocional de los niños, al ver a dos de sus seres amados y pilares en su vida combatir entre ellos. Esta afectación depende de la etapa de desarrollo en la que se encuentre el menor.
Un niño no esta preparado para darle nombre a lo que siente, es indispensable hacer visible su afectación psicológica, darle voz, centrar la atención en protegerlo más allá de protocolos de actuación. Promovamos como servidores públicos, el tener una visión más humana en beneficio de la niñez mexiquense.
Lecturas sugeridas:
Tejedor, A.; Molina, A. y Vázquez, N. (2013). PIVIP Programa de Intervención para Víctimas de Interferencias Parentales. España: Editorial EOS.
Poussin, G. y Martin, E. (1999). Los hijos del divorcio psicología del niño y separación parental México: Editorial Trillas.
Dowling, E. y Gorell B. (2008) Cómo ayudar a la familia durante la separación y el divorcio, los cambios en la vida de los hijos Madrid: Editorial Morata.
*Peritos en materia de Psicología del Poder Judicial del Estado de México
